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Saga de la luz del Sol - Capitulo 10

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EdoNovaIllustrator's avatar
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La diosa Quetzalcoalt. 1ª parte: El auge de las sombras

Tras un merecido descanso, salimos de inmediato del poblado de Lasgard, pese a que algunos de los habitantes continuaban agasajándonos a base de preguntas. No lo negaré, era agradable que no les diera miedo por una vez, pero empezaban a ser un poco pesados.

Casi sin darnos cuenta teníamos la pirámide muy cerca nuestra, cada vez más grande, era titánica, increíblemente enorme.

Cuando llegamos a los pies de la misma no podíamos creernos el tamaño que tenía la pirámide de Kukulcán, no nos extrañaba que se pudiese ver desde donde llegamos, se podría ver desde cualquier parte de Maya.
-¿Pero que...? -decía Fogsun sorprendido ante el tamaño de la pirámide.
-Esto es enorme. -admiraba Applejack. -¿Y aquí es donde está Quetzalcoalt?
-Así es. -contestó Ruby.
-Debe ser impresionante estar ante ella. -dijo Dust mirando hacia arriba de la pirámide.
-Supongo que, los que no vuelan, deberéis subir por las escaleras. -dijo Rainbow batiendo sus alas y elevándose en actitud chulesca.
-¡¿Hacemos una carrera?! -preguntó Pinkie entusiasmada.

De pronto, se escuchó un resoplido provenir de lo más alto de la pirámide, ello impresionó a Apple Core, quien se echó para atrás. La froté con el morro, haciéndola sentir segura.
-¿Qué ha sido eso? -preguntó Apple Core.
-No es nada, es Quetzalcoalt, seguro que debe de estar cansada, pero... ¿De qué? -se preguntó Ruby.
-Sea como fuere, hay que subir ya. -dijo Applejack dando los primeros pasos por las escaleras.

Inmediatamente, Pinkie fue a seguirla, y así poco a poco, hasta que al final éramos Apple Core y yo. Dust, Rainbow y Ruby nos seguían por encima, sobrevolándonos mientras subíamos los agotadores escalones.
-Dos... Doscientos noventa y cinco... Dos... Doscientos noventa y seis... -decía Pinkie empezando a sentirse agotada.
-Pinkie... Por favor... deja de contar los escalones. -decía Applejack empezando a cansarse de subirlos.
-Papá... Estoy cansada... -dijo Apple Core.
-"Ruby, ¿puedes llevar a Apple Core, por favor?" -le pregunté.
-Con gusto, Loud. -decía Ruby mientras se posaba a mi lado. -Vamos Apple Core, yo te llevaré lo que queda de camino.

Apple Core se subió sobre el lomo de Ruby, sujetándose fuerte mientras ésta se elevaba. Al cabo de un rato absurdamente largo, llegamos a la mitad de la pirámide totalmente agotados.
-Tres... ¡Tres mil quinientos cincuenta y ocho escalones...! -dijo Pinkie echándose sobre el suelo en un charco de sudor.

Pinkie, Applejack, Fogsun y yo estábamos agotados de subir tantos escalones, por otro lado, Rainbow, Ruby y Dust estaban más frescos, ellos, al menos dos de ellos, estaban acostumbrados a permanecer mucho tiempo en vuelo.
-Vamos chicos, no tenéis aguante... -decía Rainbow.
-Su... Sube los escalones a pata... Y luego hablamos... -le respondió Applejack.

Dust, Rainbow y Ruby se posaron ante nosotros. Apple Core corrió hacia Applejack y hacia mi, intentando que nos levantásemos.
-Así no vamos a llegar nunca... -dijo Ruby. -Y mi magia no es capaz de ayudarnos.
-Pero tenemos otros dos unicornios que si. -dijo Pinkie señalándonos a Fogsun y a mí.
-¿De qué hablas? -preguntó Fogsun intentando recuperar el aliento.
-Sois dos usuarios de alquimia, ¿no? -volvió a decir Pinkie.

¡Cáspita! Por un momento lo había olvidado, ¿en qué estábamos pensando?
-Eh... ¿Por qué no se nos había ocurrido antes? -preguntó Fogsun un poco avergonzado.
-"La presencia de esta pirámide era tal que lo había olvidado" -dije. -"¿Cómo he podido ser tan tonto?"
-No te preocupes, Loud. -dijo Dust. -Si te soy sincero, a mí también me impresionó la pirámide.
-Bueno... Pero ya que estamos... ¿Podríais hacer algo para poder subir? ¿Por favor? -decía Pinkie jadeando.

Fogsun y yo nos acercamos a los pilares de los siguientes escalones, nuestros cuernos comenzaron a brillar y, de pronto, dos círculos de alquimia se dibujaron en estos, el suelo comenzó a temblar levemente. De los pilares empezó a formarse algo parecido a una gran peonza con una plataforma sobre ella que no parecía girar sobre su eje.
-¿Una peonza, en serio? -dijo Applejack. -¿Es lo mejor que dos usuarios de alquimia han podido hacer?
-Mejor esto que nada, ¿no? Además, estamos agotados de esa infernal subida. -respondió Fogsun.
-"Hemos hecho lo mejor que hemos podido, Applejack" -le respondí. -"Confía en mí, princesa, esto nos llevará hasta arriba".

Applejack resopló suavemente.
-Confío en ti, pero estaría más segura si Apple Core sube con Ruby o Rainbow.
-Mamá...

Asentí ante la petición de Applejack. Pinkie y Applejack se subieron sobre la plataforma que parecía más estable y, seguidamente, Fogsun y yo. Rainbow, Dust y Ruby, llevando ella a Apple Core, emprendieron el vuelo nuevamente hacia la cima. Por otro lado, Fogsun usó su magia para rodear con una cuerda la peonza de abajo a casi arriba y, luego, tiró con todas sus fuerzas.

La base de la peonza comenzó a girar de inmediato. Chocándose contra las pareces que antecedían a los dos pilares. A cada choque que dábamos, la peonza comenzaba a subir un poco más y más, no íbamos a la velocidad de un pegaso, pero tampoco íbamos al mismo paso que antes, si me apurase, diría que era como ir a una de las atracciones de las ferias.

No hacíamos más que chocar y chocar mientras subíamos y gritábamos con los impactos que dábamos.
-¡Yuju! -gritaba Pinkie divertida.
-¡Podíamos haber hecho una vagoneta, pero no... Una peonza! -quejaba Fogsun.
-¡No tan rápido, chicos! -decía Rainbow siguiéndonos de cerca junto a Ruby y Dust.

Rápidamente, la peonza subía por la escalera, dando pequeños saltos. Al llegar al final de la escalera, salimos volando hacia lo que parecía ser la puerta de la misma. Pinkie, Applejack, Fogsun y yo acabamos tirados por el suelo, mientras que Rainbow, Ruby y Dust entraron volando junto con Apple Core.
-¿Estáis bien, chicos? -preguntó Dust posándose.
-Más o menos... -respondió Fogsun mientras nos levantábamos.

El lugar estaba frío pese a que había mucha luz dentro, ¿por qué esta contradicción? Cuando nos quisimos dar cuenta, pudimos ver una enorme esfera de fuego flotar en la sala, su luz era tal que me dolía, era como cientos de agujas que se me clavaban. En ese instante, tanto Dust como Ruby me cubrieron con sus alas, ocultándome con la sombra de estos.
-Tranquilo, Loud. -me dijo Ruby. -Mantente bajo nuestras alas y estarás mejor.
-¿Qué es eso? -preguntó Apple Core. -Se parece al sol.
-Da un poco de calorcito. -dijo Pinkie. -Hacia tanto tiempo que no sentía el calor del sol que lo había olvidado.

De pronto, un extraño ruido se hizo notar en la sala de la cima de la pirámide, la sala tembló levemente como si de un terremoto se tratase. Applejack pudo fijarse que, al final de la sala, algo enorme se estaba moviendo.
-¿Qué es eso? -preguntó en alto.
-¿Qué ocurre? -le preguntó Rainbow.
-¿No habéis visto eso? -respondió Applejack señalando el fondo de la sala.

Rainbow miró a donde su amiga señalaba. Ella también pudo apreciar que algo se movía cerca del orbe de luz.
-¡¿Qué diantres?! -dijo asombrada.
-Mmmm... ¿Quién se presenta ante Kukulcán? -decía una voz cansada y penetrante.

Por extraño que parezca, aquella voz hizo retumbar aún más la sala que antes.
-E... E... Estamos buscando a la diosa Quetzalcoalt. -respondió Applejack.
-¿Y para qué? Si puedo saber. -preguntó de nuevo, aquella voz. -No os he visto antes por estas tierras.
-Venimos para salvar a Celestia.
-¡¿Celestia?! -preguntó fuertemente esa voz.

Aquella cosa del fondo de la sala comenzó a moverse, se podía oír una especie de siseo, y de entre esas cosas blancas se alzaron dos gigantescas alas rojas que se extendían desde el suelo hasta el techo. A continuación, aquella cosa empezó a levantarse, para nuestra sorpresa, era una gigantesca y enorme serpiente blanca, aquellas titánicas alas eran suyas, portaba un extraño tocado de plumas en la cabeza y se nos mostraba con los ojos cerrados.
-Hija mía, ¿has mencionado a Celestia? -preguntó aquella titánica serpiente.

Applejack se mostró nerviosa ante la inmensidad de la criatura. La misma se había percatado del nerviosismo de ella.
-No temas no voy a haceros daño. -le dijo la enorme serpiente emplumada.
-¿Quién eres? -preguntó Fogsun desafiante.
-Mmm... No tengo por qué contestar a las preguntas de un joven tan maleducado y escéptico como tú...
-¿Es usted, mi señora? -le preguntó Ruby.
-Esa voz... ¿Ruby Sparks, eres tú?
-Así es, ¿está bien?
-Oh hija... Lamento que me tengas que ver en un estado tan deplorable como este... Pero crear un nuevo sol es una tarea ardua y agotadora. -le respondió la serpiente.
-¿Crear un sol? -preguntó Dust atónito. -¿Quién es usted?
-Por vuestra ignorancia puedo suponer que sois del reino de Equestria. -dedujo la serpiente. -Así que es probable que no me conozcáis.

La enorme serpiente empezó a abrir los ojos, lo que vimos en ellos nos dejó atónitos, sus ojos... Sus ojos eran idénticos a la Cutie Mark de Celestia, un sol en cada uno, que no dejaba de girar como los engranajes de un reloj.
-Yo soy Quetzalcoalt... La gobernante de Maya y diosa del Sol.

Nos quedamos paralizados ante la revelación, teniendo en cuenta de que los equs'ngel tenían partes de Ponys, supusimos que ella debería de ser una especie de Pony también, descubrir que la diosa era nada más y nada menos que una serpiente alada nos pilló por sorpresa.

Quetzalcoalt tosió de repente y, a la vez, el orbe que asemejaba al sol parpadeaba a su ritmo.
-¡¿Quetzacoalt, estáis bien?! -le preguntó Ruby.

La diosa no supo que responder.
-Oh hija mía... Desde que Magec oscureció el sol mi fuerza se ha visto mermada. -le respondía la diosa. -Me está costando horrores mantener mi poder... Si no fuera por tu tía Nova Frost, la pirámide estaría calcinada en estos momentos.
-¿Nova Frost? -preguntó Rainbow.

Quetzalcoalt la llamó, poco a poco, una alta alicornio, con las crines azules y escarcha en las mismas, apareció. En su cabeza, al igual que sus cascos y la punta de las alas tenía un cuerno hecho de hielo, sus pezuñas eran bloques de hielo, y la punta de sus alas eran cristales de hielo, y su Cutie Mark era la más singular que había visto jamás, era como una galaxia con un centro similar a una bola de hielo. Tenía un semblante triste en el rostro y, por donde pasaba, pequeños charcos de hielo se formaban, haciendo que la sala se sintiese fresca.

La belleza de aquella equs'ngel era asombroso, pese a la tristeza que parecía carcomerla.
-Esta es mi hija, Nova Frost. -nos la presentaba la diosa.

La equs'ngel no respondió, solo apartó la mirada de nosotros.
-¡Encantada! -le dijo Pinkie extendiéndole la pata.

Sorprendida, Nova se hizo para atrás.
-¿Qué le pasa? -preguntó Pinkie.
-No ha hablado desde que desterré a su hermano. -dijo Quetzalcoalt.

Applejack fue la siguiente en acercarse a Nova Frost.
-¿Tú eres capaz de deshacer a los umbros? -le preguntó.

Nova se sorprendió.
-¿A los umbros? -preguntó Quetzalcoalt.

Tras ello miró hacia Ruby, ella y Dust aún me mantenían oculto por sus alas para protegerme de la luz que emitía aquel sol. Curiosa, Quetzalcoalt se aproximó e intentó inspeccionar.
-Destapadlo. -ordenó.

Dust y Ruby lo hicieron casi de inmediato. Al hacerlo, la luz comenzó a hacerme daño, en ese momento Quetzalcoalt, con esfuerzo y cansancio, extendió sus enormes alas, cubriéndome con las sombras de las mismas. Casi sin poder remediarlo, miré hacia ella.
-Pobre criatura muda... -dijo.
-¿Cómo sabe que es mudo? -preguntó Rainbow.
-Sé mucho de las criaturas cuando las observo. -respondió la diosa. -Ahora silencio.

Quetzalcoalt parecía inspeccionarme, era como si estuviera estudiándome, eso me ponía nervioso, respiraba agitado, era como estar frente a un depredador.
-Ya veo... ¿Cómo ocurrió? -preguntó.
-Se interpuso para evitar que Shade Soul matase a Celestia. -respondió Dust.
-¿Eso hizo? -preguntó nuevamente con un tono de asombro. -Pequeño Pony, no sabes lo que ha significado tu sacrificio...

Quedé atónito al escucharla.
-Si no hubieras evitado que Magec atacase a Celestia, habríais perdido a la única capaz de levantar el sol. Pero puedo ver que mi hijo ya te ha poseído unas pocas veces, y en una de esas casi matas a tus seres querido.
-¡Pero eso fue por culpa de Shade Soul! -replicó Apple Core.

La diosa dirigió su mirada cansada a Apple Core. Ambas se miraron y se mantuvieron en silencio por unos segundos.
-Una usuaria de alquimia... ¿Qué es este umbro para ti?
-Mi papá.
-¿Tú padre, dices?

Apple Core, asintió.

Quetzalcoalt volvió a toser, casi se desvanecía ante nosotros mientras que, el sol, parpadeaba ante su malestar. Nova se sorprendió y voló hacia ella, colocándose sobre su frente y enfriándola ligeramente. El sol volvió a mantener su brillo como si nada hubiera pasado.
-Ese orbe... ¿Realmente está ligado a ella? -preguntó Fogsun.
-Pequeño... Este sol es el que mantiene ahora mismo con vida tanto a Celestia como a mí. -respondió con cierto tono de agotamiento en su voz. -Si algo me pasase en su creación, podríamos perder la vida.

No supimos que responder. En unos segundos, pudimos escuchar varios batir de alas que se aproximaban a la pirámide, al rato, por la puerta aparecieron los equs'ngel que nos habíamos encontrado anteriormente, Sacred Lullaby, Sirius Major y Dawn Eclipse.
-¡¿Mi señora, está bien!? -preguntó en seguida Dawn.
-Es... Estoy bien... -respondió con esfuerzo. -Nova se encarga mucho de mí.

Nova Frost se apartó de la cabeza de la diosa y se posó a su lado en el suelo, mirando con pena a sus hermanos.
-Acabamos de ver a un gran número de las criaturas de Xibalba atravesar la jungla. -dijo Sirius. -Se aproximan a la pirámide.
-Magec... Ese idiota...
-Madre... -dijo una voz suave como la brisa.

Ante la sorpresa de todos, intentamos averiguar de dónde venía esa voz. Nuestros ojos se centraron en Nova Frost, quien parecía mirar con preocupación a la diosa.
-Madre... Si me dieras la oportunidad, podría intentar curar a Magec...
-Si no está dispuesto, no va a cambiar... -le respondió la diosa.
-Discúlpeme, diosa. -dijo Dust mientras se acercaba.

Quetzalcoalt miró a Dust mientras se aproximaba con respeto, sacando pecho y con una mirada de decisión.
-Vinimos aquí en un principio para salvar a Celestia pero... Tal y como está la situación, creo que podemos ayudarla.
-Joven pegaso... No tienes ninguna relación conmigo ni este reino. -le dijo Quetzalcoalt. -¿Por qué arriesgas tu seguridad y la de tus amigos por un pueblo que ni siquiera es el tuyo?

Dust nos vio a todos, su mirada mostraba seguridad, una seguridad que nos daba confianza, la confianza que necesitábamos para saber que, pasase lo que pasase, siempre nos levantaríamos.
-Por qué eso es lo que hacen los amigos. -fue la respuesta de Dust.
-¿Amigos? -preguntó Sirius un poco extrañado.
-Apenas nos conoces y ya te consideras amigo nuestro? -le preguntó la diosa. -¿Por qué?
-Intenta salvarnos a todos, tanto a Celestia como a Maya. -le respondió Rainbow esta vez.

La cara de Quetzalcoalt parecía mostrar una sonrisa calmada.
-Muy bien... En tal caso... Os encomiendo a todos mi seguridad, debéis evitar que Magec se aproxime a mí mientras intento restaurar el sol.
-"Delo por hecho" -respondí.

Al oír mi reacción, pude sentir la mirada curiosa y observadora de la diosa.
-Esta pobre víctima... -se decía a sí misma. -Pese a tener esa forma está dispuesto a luchar por mi reino... Si Magec Prime toma la voluntad de esta criatura...

Los rugidos de los seres de Xibalba se oían más cerca, algunas ya se habían adelantado y comenzado a correr pirámide a arriba, eran pasos fuertes, pesados y gigantes. De pronto, una de las criaturas de Xibalba irrumpió en la puerta, lanzándose contra Sirius, atrapándolo contra el suelo con sus gigantescas patas, colocando una de ellas sobre su cuello.
-¡Maldita bestia... Aparta! -decía cargando su magia en su cuerno.

Antes de que pudiese hacer nada, la criatura lo agarro del cuerno con sus mandíbulas, tirando de él, pareciera que le fuera a arrancar la cabeza. En ese momento, me lancé contra la criatura y clavé mis garras en él, esto comenzó a desestabilizarla, apartándose de Sirius.

Mientras la mantenía a raya, Dawn y Sacred atacaron a la criatura, atravesando el cuerpo de la misma con su magia. La criatura se desvaneció entre las sombras y desapareció de nuestra vista.
-Tú... ¿Después de cómo te traté en mi poblado, me has salvado? -me preguntó Sirius.

Le observé sin "decirle" nada. Sirius parecía conmocionado por ello.  

Cada vez, más y más de las criaturas comenzaban a subir la pirámide y a adentrarse en ella. Los equs'ngel, Ruby y yo usábamos nuestra magia para expulsar a las criaturas de la pirámide, pero no parecían tener final, era casi infinito. De pronto, las criaturas comenzaron a apartarse de la puerta, y un fuerte batir de alas se hizo notar a la vez que una oscura figura se hizo notar.

La oscura figura, entre risas, se posó de golpe ante la puerta, adentrándose en la sala a la vez que las pocas criaturas que habían penetrado se ponían a un lado. Aquella oscura figura resultó ser Shade Soul, quien se acercaba entre ligeras risas mientras su crin llameante danzaba.
-No hay nada como estar en casa... -decía Shade Soul
-Magec... Maldito traidor... -Sacred mientras se ponía en una pose ofensiva.
-¿Así saludas a tu hermano mayor? -le preguntó Magec.
-¡Hace tiempo que perdiste el derecho a llamarnos hermanos! -le respondió Dawn Eclipse.
-Ya veo... Hasta en los seres sagrados conocen el rencor... ¿Sabes? Yo decidí perdonaros por no estar de mi parte cuando esa princesucha se llevó mi derecho a heredar el sol. -le respondió Shade Soul. -Por el contrario, madre, no te perdono el haberme degradado a un segundo puesto.
-¿Degradado? Celestia se ganó el derecho a ser la portadora del sol, tú pensabas en ti mismo.

Las llamas de las crines de Shade Soul empezaban a incrementarse, su luz me hacía daño y quemaba mi ennegrecida piel. Parecía haberse enfadado ante las palabras de la diosa.
-¡¿En mi?! ¡Obedecí cada una de tus órdenes para contentarte! Me humillé... Me rebajé... ¡Todo para satisfacer tus caprichos y ganarme el derecho de ser quien obtuviera tu bendición! ¿¡No nací para ello?! ¡¿No soy parte de tu hermoso sol?!

La diosa no tuvo palabras para responderle.
-Vine del sol... Y como hijo del mismo, tomó el derecho de nacimiento que tengo de tomar posesión de mi herencia.
-¡Necio! -gritó Quetzalcoalt mientras azotaba su cola contra Shade Soul.

El equs'ngel oscuro esquivó el cansado golpe de Quetzalcoalt. Agotada y jadeante, la diosa miraba a su hijo con desaprobación.
-Mírate... Cansada y vieja... Eres una sombra de lo que fuiste.
-¡Magec! -gritó Ruby.

Shade miró hacia Ruby con cierto desprecio, sobre todo al ver sus grandes alas blancas.
-Tu... Ya decía que aquel día en Equestria noté algo raro... -dijo Shade Soul. -Una mestiza... Que forma de destrozar nuestro noble linaje... ¿Qué quieres?
-¡¿Cómo que qué quiero?! -le respondió Ruby. -¡Quiero que te vayas y desistas de tus objetivos!

Shade Soul comenzó a reír.
-¡¿Que desista dices?! ¡¿Sabes lo que significa que te roben lo que por derecho es tuyo?!

Las llamas de sus crines empezaron a llenar la sala, alcanzando incluso a las criaturas de Xibalba.
-Si no puedo obtenerlo por las buenas... ¡Será por las malas!

Magec voló como una centella hacia el nuevo sol que Quetzalcoalt estaba preparando, no podía quedarme quieto y solo ver. Me lancé hacia él para evitar que lo alcanzase, tirándole al suelo. Magec consiguió zarandearme y apartarme de él.
-¡¿Mi marioneta me ataca?! -decía sorprendido.

Nuestros cuernos comenzaron a brillar con intensidad. El cuerno de Magec tenía un brillos oscuro, mientras que el mío comenzaba a tener algún atisbo de su antiguo color.

Magec lanzó primero su ataque, haciendo que de las sombras emergieran látigos que, rápidamente, me atraparon y apresaban fuertemente. Gruñí quejándome mientras mi cuerno brillaba. A mis cascos se dibujó un círculo de alquimia que, del mismo, brotaron las mismas sombras con cuchillas.
-Vaya... Así que te las has apañado para usar la oscuridad a tu beneficio... -me dijo Magec. -Pero eso no te servirá para derrotarme.
-¡No está solo! -dijo Applejack mientras corría a mi lado. -¡Nos tiene a su lado!
-¡A sus amigos! -decía Dust poniéndose a mi otro lado.
-¡Ha luchado solo demasiado tiempo! -dijo Rainbow. -¡Es hora de que nosotros luchemos a su lado!

Sin que Magec se percatase, dos círculos de alquimia aparecieron, de uno se alzó una jaula relampagueante, y del otro lianas que lo ataban de las las y las patas, inmovilizándolo.
-¡¿Pero qué...?!

Fogsun y Apple Core habían hecho uso de su alquimia para atrapar a Magec.
-¡¿Más usuarios?! -dijo casi sorprendido. -Esto no entraba en mis planes...
-Ríndete Magec. -dijo Ruby colocándose frente a él. -Tus criaturas serán numerosas, pero son muy frágiles, en cambio nosotros no pensamos en rendirnos.

Magec sonrió.
-¿Rendirme? Ahora que estoy tan cerca no voy a hacerlo.

Las crines de Magec se intensificaron a la vez que sus alas se extendían, quemando las lianas de Apple Core y destrozando la jaula de Fogsun, consiguiendo así liberarse. Con el impacto, muchos fuimos lanzados a lados diferentes de la sala. Ruby acabó debajo del sol de Quetzalcoalt, y la diosa casi tirada. Magec aprovechó ese instante para acercarse al sol.
-Míralo... Tanto tiempo esperando... Y la verdad es que siempre debió ser mío...
-¡Magec! -gritó Nova.

La voz de su hermana llamó la atención del equs'ngel oscuro, quien dirigió la mirada a Nova.
-Por favor Magec, no lo hagas. -le suplicaba.
-¿Qué derecho tienes a decirme eso? -le respondió.
-Ninguno... -le respondió. -Pero sé que en alguna parte de ti aún amas a madre, si me dejases curarte de todo ese odio, podrías volver a casa, con nosotros...

Magec dirigió la mirada de nuevo al sol, y sonrío.
-Ya estoy en casa...

Dicho esto, Magec dio un fuerte mordisco al sol. Nada más hacerlo, la diosa comenzó a sentir dolor, se retorcía como un gusano de un lado a otro mientras sus quejidos inundaban la sala. Mientras tanto, en Canterlot, Celestia no corría mejor suerte; sus alas se dejaban caer, su ondulante melena caía sin vida sobre su cama, mientras jadeaba de dolor con los ojos casi en blanco.
-¡Hermana! -decía Luna sorprendida bajo las miradas de Rarity, Twilight y Fluttershy.

En Maya algo le pasaba a Magec, su cuerpo comenzaba a crecer y sus alas se juntaban con sus patas delanteras y sus patas traseras se juntaban con su cuerpo. De sus cascos delanteros emergieron garras y su cabeza se transformaba en el de una víbora, en sus ojos, antes rojos y llameantes, se dibujaron un sol eclipsado. Magec había adoptado una forma bastante similar a la diosa pero con escamas negras y una corona de fuego, adornada con unos cuernos que la rodeaban.
-Por fin... El poder del sol... -se decía asombrado de sí mismo. -Salud a Magec Prime... ¡El dios del sol!

CONTINUARÁ.
Comments11
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irontiuay's avatar
¡¡Pronto!! Traigan a Zecora, un carbón grande y un cubo, tenemos que sacarle el sol de su interior... xD okno
Pero en serio, por un momento creí que su hermana podria ayudarlo a redimirse... luego recorde que te encanta poner suspenso, pero ya era demasiado tarde, ya había llegado al "CONTINUARA" xD