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El principe del Tiempo y el Espacio - Capitulo 9

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EdoNovaIllustrator's avatar
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El héroe del espacio y el tiempo

Frente a los ojos de Leviatán, Helios se alzaba con un portentoso cuerno sobre su cabeza, además de una Cutie Mark representando su estatus como príncipe de Equestria.

El joven príncipe no apartó la vista de la enorme criatura en ningún momento, su mirada parecía decidida y sus ojos brillaban intensamente, llenos de seguridad. Leviatán no parecía impresionado, simplemente rió ante el nuevo aspecto del príncipe.
- ¿Crees que por que te haya crecido un cuerno tienes alguna oportunidad contra mi? -dijo Leviatán en un todo de desprecio. -No ere nada contra mi.

Helios no medió palabra, simplemente permaneció impasible frente a Leviatán, mirándolo a los ojos.
- ¿No hablas, eh? Eres un maldito cobarde...
- ¿Yo un cobarde? -preguntó Helios con desprecio hacia Leviatán. -Has sido tú quien ha destruido el poblado para encontrarme, no has pensado en las vidas que puedes sesgar.
-No tengo por que escuchar a un príncipe malcriado. -replicó Leviatán. -Solo observa.

Leviatán alzó una de sus garras y arañó el aire, de los jirones del espacio, comenzó a soplar un fuerte y gélido vendaval, las hojas de los árboles volaban por los alrededores de los dos señores del tiempo y el espacio mientras visibles estrellas y universos se apreciaban tras el arañazo en medio del aire, cosa que impresionó a Helios.
- ¿Ves esto, estúpido crío? -decía Leviatán metiendo la garra dentro de la fisura y sacando de él una estrella muerta. -Esto fue un mundo en donde vivían seres diferentes a este mundo, pero, que casual, había una Celestia, era solo una simple criatura, un ratoncillo en comparación conmigo...

El rostro de Helios parecía indiferente ante la muestra de aquella esfera apagada pero de tenue luz. Nuevamente, Leviatán sujetó otra pequeña esfera, arrojando la otra en la fisura.
-En este mundo vuestra especie era esclava de una raza de criaturas horrendas. -explicó. -Da lo mismo si sois la más poderosa de las razas, o la más inteligente y fácil de adaptar, ante mi sois moscas, no hay ningún ser en los millares de universos capaz de derrotarme.
-Y, sin embargo, Celestia te hirió, dejándote 800 años en letargo.

Leviatán gruñó sonoramente frente a Helios.
-La verdad duele, ¿no es así?
-Maldito crío... En todos los mundos que he conocido nunca te he encontrado, hasta que llegué a Equestria. -le respondió Leviatán. - ¿Qué eres tu?
-Ya te lo he dicho, soy Helios, príncipe heredero de Equestria.
-El único Helios en todo el espacio y el tiempo... Acabaré contigo y así tendré mi venganza.

Leviatán se lanzó contra Helios con las fauces abiertas, pero el joven príncipe esquivaba ágilmente los mordiscos mientras volaba. Intentaba despistarlo volando a través del cuerpo de la enorme criatura, pero Leviatán no se quedaba quieto, agitaba su cuerpo de forma sinuosa, dificultando la maniobrabilidad de Helios. En un momento dado, Leviatán golpeó a Helios, tirándolo contra el suelo provocando que, de la boca de Helios, emanase algo de sangre.
-Serás un alicornio, pero no eres más que un crío. -decía Leviatán colocando sus fauces muy próximas al príncipe. -Da igual que hayas conseguido una de esas cosas llamadas Cutie Mark y que te haya crecido un cuerno, soy un dios y tu una simple mota de polvo en el tiempo y el espacio.

A Helios le costaba moverse tras el impacto, el cuerpo le dolía y podía notar una de sus alas rota. Sin poder volar, era solo cuestión de tiempo que Leviatán diera el golpe de gracia.
-Resulta tan fácil que hasta me das pena... Espero que Celestia esté observándote, será la última vez que te vea con vida.

Nuevamente, el enorme monstruo abrió sus fauces preparando su mordisco, mientras que el cuerno de Helios comenzaba a brillar en una luz entre púrpura y negra rodeada de pequeñas centellas blancas. Cuando las fauces de Leviatán se abalanzaron hacia Helios, la criatura pudo notar que, tras el fuerte mordisco, no había nada en sus fauces, ni siquiera reconocía el sabor ferruginoso de la sangre en su lengua.
- ¿Qué es esto? ¡¿Dónde demonios está?! -decía maldiciendo y escupiendo trozos de tierra de su boca.
- ¡Aquí, lagartija!

Leviatán dirigió su mirada hacia donde escuchó la voz del joven príncipe. Helios se haya a en lo más alto de la torre del reloj de Ponyville, con su ala aún rota, pero sus heridas sanadas.
-Así que has aprendido a usar magia, ¿eh? -decía Leviatán no muy sorprendido. -Si deseas un duelo de magia... Que así sea.

De las fauces de Leviatán comenzó a formarse una gran bola ígneas dispuesta a ser lanzada al joven príncipe. Con esfuerzo y dolor, Helios intentó salir volando batiendo sus alas, pero la dañada apenas le dejaba volar.

La bola de fuego fue lanzada hacia Helios, pero en ese momento, Rainbow voló a toda velocidad para salvarlo, cosa que impresionó a Helios.
- ¿Rainbow?
- ¿No piensas cambiar? Siempre tengo que estar salvando tu real trasero. -le contestó.
-Un "de nada" habría bastado. Gracias...

En ese momento, la cola de Leviatán azotó a Rainbow, obligándola a soltar a Helios y atrapándola en un constrictor abrazo, acercándola a su cara.
-Estorbas pequeña. -decía apretando mas con su cola.

Rainbow se quejaba de dolor, la cola de Leviatán parecía que iba a partirla en dos.
-Si quiero evitar problemas, tendré que acabar contigo primero.

Rainbow empezaba a sentir que su cuerpo fuera a romperse, algún hueso empezaba a ceder ante el enorme abrazo de la cola de la criatura. Pero cuando todo parecía perdido para la joven pegaso cerúlea, un haz de magia impactó contra el ojo de Leviatán, reventándolo.

Leviatán gritó de dolor, soltando a Rainbow rápidamente. Antes de que cayese, Helios la sujetó con sus cascos, sosteniéndola con esfuerzo.
- ¿Estás bien, Rainbow? -preguntó Helios nervioso.
-Si... Necesitaré unos días de descanso después de esto.
-Maldito seas... -decía Leviatán mientras cubría su ojo ensangrentado con su garra. - ¡Ahora si te mataré!

Los rugidos de Leviatán provocaron una furiosa a tormenta eléctrica sobre el poblado, permitiendo que los relámpagos impactasen sobre los edificios y el suelo, provocando un brutal incendio en todo el pueblo. Helios y Rainbow estaban ojipláticos ante el brutal infierno que se había desatado en un momento.
-Acabaré contigo aunque tenga que reducir este mundo a cenizas y buscar tus restos entre los escombros. -decía Leviatán entre incesantes siseos.
- ¿En serio pretendes acabar con todo solo por destrozarte el ojo? -decía Helios mientras aguantaba el vuelo. -Eres un monstruo.
- ¡Silencio!

En nuevo rugido de Leviatán comenzó a desgarrar la realidad de Equestria, permitiendo que miles de mundos pudieran verse a través de las fisuras generadas.
-Todos los mundos llegaran a su fin tarde o temprano, Equestria no es la excepción.
-Mira por donde, prefiero que sea tarde. -contestó Helios.

Leviatán río de forma burlona ante el comentario del joven alicornio.
- ¿Y qué puedes hacer tu? Un ala rota, posibles heridas internas... Y no sabes manejar la magia aún. Eres el ultima valuarte de este mundo, una insignificante mosca.
-Estoy arto de que nos trates como insectos. -respondió Helios. - ¿Rainbow, puedes irte?
-Más quisiera. -le respondió. -Me ha dislocado un ala con ese abrazo.
-Entonces, tendré que cargar contigo.

Con esfuerzo, Helios montó a Rainbow sobre su espalda, lo cual trajo por sorpresa a la pegaso.
- ¿¡Qué haces!?
-Necesito tu ayuda... Tu bate tu ala sana, que yo batiré la mía, así por lo menos podremos intentar aguantar.
- ¡Eso es una estupidez!
-No nos queda otro remedio, por favor, Rainbow.

A Rainbow no le quedó otra que ayudar al príncipe, sujetándose fuertemente de su cuello, comenzó a mover su ala izquierda, la sana, mientras que Helios movía la derecha.
-Cuan interesante... -decía Leviatán. -Un espectáculo digno de un Apocalipsis... ¿Creéis de verdad que tenéis alguna oportunidad contra mi?
-Te he reventado un ojo, ¿no? -dijo Helios lleno de orgullo.

Leviatán volvió a gruñir ante la arrogancia de Helios. La criatura se lanzó hacia los dos dañados ponis, pero, con esfuerzo, ambos consiguieron volar, esquivando la mordida de Leviatán. El sonido de los mordiscos se volvió a repetir varias veces mientras los tres luchaban entre si y el fuego consumían las casas de Ponyville.

A duros esfuerzos, los ponis podían evadir los los mordiscos, sus colas eran recortadas poco a poco por los enormes colmillos de Leviatán hasta que, finalmente, ambos ponis acabaron en el suelo entre escombros, ascuas y cenizas. Helios, se levantaba con esfuerzo cargando con una Rainbow agotada y jadeante.
-Rainbow, ¿estás bien?
-No... No creo que... Pueda volver a levantarte... -le contestaba Rainbow.

La risa de Leviatán se cernía sobre ellos.
- ¿Tanta chulería para esto? Ha sido una total perdida de tiempo.

Viendo el cuerpo desfallecido de Celestia, Leviatán la sujetó con su cola y la acercó. Celestia forcejeaba con esfuerzo, su cuerpo está débil y agotado, a penas podía zafarse de la piel oscura de la criatura. Asustado, Helios vio a Celestia entre Leviatán y él.
- ¡No le hagas más daño! -dijo Helios.
-Ojo por ojo... Tu me revientas el ojo, yo decapito a tu madre.
- ¡Helios! -decía Celestia.

El príncipe alzó la mirada llena de lágrimas, Celestia le observaba con una sonrisa y lágrimas correr de sus ojos.
-Ha sido muy poco tiempo, hijo... Pero he atesorado cada momento que he podido pasar, estoy feliz de haberte encontrado, si de algo he de arrepentirme... -decía con esfuerzo en su voz y un nudo en su garganta. -Es de no haberte podido encontrar antes y abrazarte con todo mi amor...
-Una buena despedida, Celestia... -decía Leviatán. -Primero tu, y luego toda Equestria.

Leviatán acercaba sus fauces a la cabeza de Celestia, en Helios estallaba la ira y la impotencia mientras su cuerno volvía a brillar con fuerza.
-Adiós... Helios... -decía Celestia aceptando su destino.
-No... No... ¡No!

Una fuerte luz emanó del reciente cuerno de Helios, envolviendo toda Equestria en un manto de luz, de pronto, las llamas, el humo, el viento, y las lágrimas que  se derramaban de las mejillas de Celestia, se detuvieron. Una extraña fuerza impedía alcanzar a la princesa del sol a Leviatán.
- ¡¿Qué demonios?! ¡¿Por qué no puedo arrancarle la cabeza?! -decía Leviatán. - ¡¿Qué has hecho?!

Helios jadeaba fuertemente, pero su cuerpo comenzaba a ser cubierto por un aura dorada, a la vez que su cuerno era cubierto por otra violeta rodeada de esferas blancas.
-Ya veo... Eres como yo... Una criatura que es capaz de manipular el tiempo y el espacio.

Helios le desafiaba con la mirada.
-Se acabaron las contemplaciones, principito... Ahora no puedo tocarlos, pero a ti si, y bañaré este mundo con tu sangre.
-Hablas demasiado.

Del cuerno de Helios, un haz de magia se alzó al cielo, y de este, el cielo se desgarró, y de la rotura, varios haces de luz rodearon ha Helios, podía sentir un enorme poder introducirse en él. Pudo ver en sus ojos varias realidades, los mundos que Leviatán había destruido, todas las vidas que pasaron por su mente y todos los recuerdos y experiencias. La crin de Helios comenzó a ondular, y su mirada cambió a una de serenidad.
-Mil mundos... Miles de recuerdos... Millares de vidas destrozadas por ti...
- ¿Qué farfullas?
-La tristeza de esos mil mundos... No sabes lo mucho que han sufrido...
- ¿Te has vuelto loco, criajo? -volvió a preguntar Leviatán. -Ya va siendo hora de acabar con tu sufrimiento.

Viendo a Helios distraído, Leviatán se lanzó a darle un mordisco capaz de arrancarle la cabeza, pero antes de que fuera a morderlo, Helios alzó su mirada, la cual estaba en blanco, alzando a su alrededor una barrera que le protegía. La barrera se expandía repeliendo a Leviatán, quien acabó arrojado al suelo, desconcertando a Leviatán.
- ¿Que ha sido eso?
-La voluntad de los habitantes de los mundos que has destruido.
- ¡¿Voluntad?!
-La voluntad de cada habitante de cada mundo, por pequeña que sea la siento recorrer en mi cuerpo, están doloridas y triste, me piden que alivie su pesar.
- ¿Piensas matarme?

Helios no respondió ante su pregunta, ese silencio comenzó a aterrar a Leviatán.
-Espera, ¿vas a matarme?

Helios comenzó a avanzar despacio hacia Leviatán, la criatura intentaba arrastrarse alejándose del príncipe pues su silencio y mirada en blanco comenzaban a apoderarse de su confianza.
- ¡Alto, espera!

Helios no respondió.
-Si me matas...
-No pienso matarte.

Una vez mas, Leviatán quedó perplejo.
- ¿Cómo dices?
-Si te matase seria tan malo como tu, no soy tan cobarde como para cruzar el punto de no retorno. Hay otra forma de derrotarte.
-Si no me matas jamás podrás derrotarme... Te destruiré, acabaré con Equestria, y con el mundo que has llamado hogar.

Leviatán volvió a lanzarse, pero entonces, el cuerno de Helios volvió a brillar con fuerza, haciendo brotar del suelo varias enormes cadenas, atando las fauces y el cuerpo de Leviatán. A la vez, sobre ellos, se abrió una fisura en el aire.
-No es que no pueda matarte, es que no quiero hacerlo. -le dijo Helios. -Te destierro del tiempo y el espacio, serás arrojado a un punto en el que esos elementos no existen, el tiempo no corre, nunca envejecerás... Y nunca avanzarás, estarás eternamente atrapado en el vacío.
-Puede que me hayas derrotado... Pero no soy el único Leviatán, en cualquier mundo, en cualquier realidad, otro Leviatán espera a despertar del fondo de los océanos para acabar con los mundos, nuestro designio es llevar el fin a los mundos, como llevo haciendo desde el albor de la exigencia.
-Entonces ahí estaré, y desterraré a todos los Leviatanes existentes, se acabó precipitar el fin de los mundos.

La fisura comenzó a absorber a Leviatán, el cual gruñía y blasfemaba mientras era desterrado del tiempo y espacio. Tras desaparecer, la fisura comenzó a cerrarse, dejando a Helios en medio de un mundo en el que el tiempo se había detenido. El cuerno del príncipe volvió a brillar, y los desastres ocasionados eran revertidos, el fuego retrocedía, los relámpagos volvían a las nubes, los edificios volvían a su estado original, los heridos eran sanados y la tormenta se alejaba, era como si Leviatán nunca hubiera estado ahí, como si su presencia jamás hubiera estado en Equestria.

En cuanto el tiempo volvió a correr con normalidad toda Equestria quedó asombrada, la tormenta y el mar de llamas habían desapareció como si nada. Celestia, quien se encontraba suspendida en el aire, comenzó a batir sus alas para mantenerse, grande fue su impresión al ver todo Ponyville restaurado hasta en el más mínimo detalle. A la vez, Rainbow cayó al suelo con sus heridas curadas y su ala recuperada, esta, asombrada por esa asombrosos recuperación, se levantó casi con rapidez, ver Ponyville como nuevo no la alejaba de su asombro.
-Por todos los cascos... ¿Qué ha pasado? Hace un momento estaba todo envuelto en llamas...
- ¡Rainbow Dash! -la llamaba Celestia volaba hacia ella. - ¡¿Dónde está Helios?!

Celestia parecía muy agitada.
-Yo... No... Debería de estar a mi lado, estaba apoyada en él.

De pronto, oyeron un golpe seco cerca de ellas, Helios había caído agotado, su ala estaba muy dañada y apenas se movía.
- ¡Helios! -decía Celestia corriendo hacia él. - ¡Helios, por favor, por favor, responde!

El joven príncipe jadeaba con esfuerzo mientras movía sus cascos débilmente.
- ¡Por favor Helios, levanta!
- ¡Avisaré a los médicos de Ponyville para que le ayuden! -decía Rainbow volando a toda velocidad.

Pese a haber salvado toda Equestria, Helios se encontraba sumido entre la vida y la muerte mientras Celestia se mantenía a su lado en todo momento, llamándole y abrazándole bajo una de sus alas, había sacrificado mucha energía para proteger Equestria, a Rarity, a Rainbow, y a su familia, ahora es cuestión de tiempo y suerte de que logre despertarse.
Comments5
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irontiuay's avatar
El es todo un heroe : )