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El principe del Tiempo y el Espacio - Capitulo 8

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EdoNovaIllustrator's avatar
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Te quiero, mamá.

Helios se encontraba frente a una Ponyville derruida y casi envuelta en llamas, siendo escena de la batalla entre la enorme criatura Leviatán y su madre, la princesa Celestia. No podía creerse la situación, esta mañana todo era tranquilo y había salido de picnic con Celestia, pero ahora, todo era un completo caos, oscuridad y humo.

Despacio, aún sin creerse la situación, Helios aterrizó en medio del pueblo, mirando hacia la enorme criatura.
- ¡Helios! -decía una voz familiar para el joven príncipe.

Helios se giró y pudo ver a la princesa Twilight acercándose a él.
- ¿Twilight? -decía Helios aún sin salir de su trance. - ¡Twilight!

Helios corrió hacia ella para acercarse también, una vez que ambos se situaron uno frente al otro tomaron un poco de aire, intentando entrar en situación entre los gritos de los habitantes que huían despavoridos.
- ¿Qué... Qué ha pasado...? -preguntó el príncipe.
-N... No lo sé, de repente el cielo se volvió oscuro y esa criatura apareció como de la nada. -decía Twilight no muy convencida de sus propias palabras.
-Twilight, no hay tiempo que perder. -decía Helios tras dar un rápido vistazo al pueblo. -Debemos evacuar a todos cuanto antes.
-Estoy de acuerdo, yo iré por la parte sur, tu ve a la parte norte. -indicaba la princesa de la amistad. -Los evacuaré a todos hacia Sweet Apple Acres.

Ambos se separaron casi de inmediato para cumplir con la misión, pero sin que el joven príncipe se diera cuenta, una siniestra sombra le observaba desde lejos, no se sabía si era amigo o enemigo.

Helios corrió por la parte que le tocaba del poblado, disuadiendo a los demás ponys de que se dirigieran hacia Sweet Apple Acres. Afortunadamente, y como ya le conocían un poco, los ponys le obedecían ciegamente. De pronto los gritos de una potrilla llamaron la atención del príncipe.
- ¡Rarity, ¿dónde estás hermana, Rarity?!

Al escuchar el nombre de Rarity, Helios puso su total atención en aquella potrilla. Se acercó a ella a toda prisa para saber lo que pasaba.
- ¡Pequeña, ¿estás buscando a tu hermana?! -le preguntó.

La pequeña asintió.
- ¿Cómo te llamas?
-Sweetie Belle, majestad.
-Bien Sweetie, dime, ¿dónde la viste por última vez?
-Me sacó de golpe de la Boutique, pensé que iba detrás de mi mientras corría.

Helios dirigió su mirada hacia la boutique, parte del tejado estaba siendo consumido por las llamas, cosa que provocó que el corazón le diera un vuelvo enorme.
-Sweetie, vete con los demás. -le dijo Helios. -Te prometo que traeré a tu hermana de vuelta.
- ¿De verdad hará eso, majestad?
-Si, vete a Sweet Apple Acres, antes de que te pase algo.

La pequeña unicornio hizo caso de lo que el joven príncipe le dijo, mientras que Helios corrió todo lo rápido que pudo hacia la boutique mientras la siniestra sombra le seguía de cerca.

Al llegar a la boutique, Helios irrumpió a través de los restos llameantes que estaban frente a la puerta, parte de los maniquíes estaban envueltos en llamas y el techo tapado por el humo y el hollín, el joven pegaso apenas se creía estar en el mismo lugar que ya había visitado
- ¡Rarity! -la llamaba Helios. - ¡Rarity, ¿dónde estás?!

Helios se adentró en la boutique esperando oír la voz de Rarity. Intentó escuchar atentamente, pero el crepitar de las llamas se lo dificultaba.
-Ayu... Da...

Con esfuerzo, el príncipe pudo escuchar esas débiles palabras provenir del piso superior. Siguiéndolo, subió con cuidado las escaleras de la boutique hasta llegar al piso de arriba, ahí pudo ver la puerta de la habitación de Rarity entreabierta, saliendo algo de humo de la misma.

El joven príncipe arremetió con fuerza contra la puerta, abriéndola. Ahí pudo ver a Rarity bajo un par de sus maniquíes envueltos en llamas.
- ¡Rarity, aguanta! -decía Helios acercándose a ella.
-¿He... lios...? -decía Rarity con esfuerzo y entre tos y tos.
-Aguanta Rarity, te sacaré de aquí.

Inmediatamente, Helios trató de apartar los maniquíes para sacar a Rarity de debajo de ellos, la piel blanquecina de Rarity estaba un poco quemada y sus patas traseras un poco llenas de hollín.
-Sweetie Belle... ¿Dónde está Sweetie Belle? -preguntó Rarity.
-Está bien, te lo prometo. -le respondió Helios. -Se está dirigiendo a Sweet Apple Acres con los demás.
- ¿La has salvado? -volvió a preguntarle.
-La has salvado tu al sacarla de aquí, ahora deja que te ayude.

Helios se agachó y ayudó a Rarity a subirse a su lomo.
-Agárrate fuerte a mi, y pase lo que pase, no te sueltes.

Rarity se sujetó fuertemente al príncipe, una vez se asegurase de que estaba bien sujeta, helio extendió sus alas y comenzó a volar a ras del suelo hasta sacar a Rarity de la boutique. Una vez fuera, Helios bajó con delicadeza a su pasajera al suelo.
-Ya está Rarity, hemos salido.
-Mi casa... Destruida...
-Tranquila, haré lo posible por que la recuperes, pero ahora debo de llevarte con los demás.
- ¡Majestad! -decía una voz familiar para Helios.

Al levantar la vista, Helios pudo ver a White Gloves, acercándose a ellos.
- ¡Por fin le encuentro, majestad! -decía el viejo unicornio.
- ¡¿White Gloves?! ¡¿Qué haces aquí?! -preguntó Helios sorprendido de verlo.
-Su tía, la princesa Luna, nos ha ordenado asistir a los heridos y refugiados del poblado. -le contestó el viejo unicornio.
-En tal caso, ayúdame a socorrer a Rarity.
-Como ordene, majestad.

Los tres ponys emprendieron la marcha hacia el grupo que se dirigía a Sweet Apple Acres. Mientras avanzaban, el feroz enfrentamiento entre Leviatán y la airada princesa Celestia continuaba, pero las cosas no iban bien para la princesa del sol, cuyo pelaje empezaba a estar chamuscado y oscurecido por las quemaduras de los relámpagos que se cernían del oscurecido cielo.

Celestia cayó contra el suelo jadeando, el agotamiento y la ira la habían dejado exhausta.
-Hace ochocientos años conseguiste derrotarme... ¿Fue solo un golpe de suerte? -decía Leviatan con desprecio y burla en sus palabras. -La todopoderosa Celestia se ha vuelto más y más débil con el paso de los siglos... Decepcionante.

Con esfuerzo, Celestia comenzaba a levantarse, sus doloridas patas apenas podían mantenerla de pie.
-Pase lo que pase... Juro que te derrotaré, y acabaré lo que debí haber terminado hace ochocientos años...
-No tienes ni el poder ni el valor necesarios para detenerme, Celestia. -le respondió Leviatán. -He destruido cientos de realidades y mundos antes de llegar a ti, ninguno ser ha conseguido derrotarme nunca, pero tu... ¡Tú has sido la única que consiguió herirme, tomaré la sangre de tu hijo en venganza!
- ¡Tendrás que pasar sobre mi cuerpo moribundo para conseguirlo! -le respondió la soberana del sol.

Leviatán sonrió, exponiendo una hilera de brillantes y afilados colmillos.
-Así no seria divertido... Pero acepto el reto.

Mientras tanto, Helios, Rarity y White Glove se acercaban con el resto de ponys a las tierras pertenecientes a Sweet Apple Acres, todos se aglomeraban cerca del gran granero de la familia Apple. Applejack ayudada a los demás junto a Twilight y a Fluttershy,mientras que Pinkie reunía a los potrillos para que entrasen en el granero.
- ¡Twilight, Applejack! -decía Helios mientras cargaba con Rarity.

Al oír la voz del príncipe Applejack fue directa a ayudarle, pudo ver a su amiga un poco maltrecha agarrada al lomo de Helios.
- ¡¿Qué ha pasado?! -preguntó la joven vaquera.
-Estaba atrapada en la boutique, fui a salvarla mientras estaba bajo unos maniquíes.       -respondió Helios.
-Nos encargaremos de ella inmediatamente. -contestó Twilight. -De momento entrad, nos aseguraremos de que estéis bien.
-Gracias Twi...

Antes de que el Helios pudiera terminar la frase, notó que alguien le tapaba la boca y tirada de él, asfixiándolo, cuando tuvo la oportunidad de verlo no se creía lo que estaba viendo, White Gloves le estaba traicionando.
- ¡¿Qué crees que haces?! -preguntó Twilight de golpe.
- ¡Alejaos! U os aseguro que el vástago de Celestia acabará muy mal. -advertía White Gloves mientras su cuerno comenzaba a brillar.
- ¡Eres un traidor a la realeza! -decía Applejack dejando a Rarity en el suelo.

Rarity abrió con esfuerzo los ojos, pudo ver borroso a Helios ser sujeto por White Gloves mientras Twilight y Applejack pensaban que hacer.
- ¡Más vale que sueltes al príncipe, o si no...!
-"Si no", ¿qué? -preguntó burlón White Gloves.

En ese momento, la joven vaquera se aproximaba hacia los dos ponys, pero en ese momento, White Gloves, usando su magia, sacó del bolsillo de su chaqueta un cuchillo que colocó sobre el cuello de Helios.
- ¡Ni un paso más! O la vida de este maldito pegaso acabará de forma tajante. -decía amenazante White Gloves.

Helios aún no se lo creía, el jefe de los mayordomos de palacio lo estaba apuntando con un cuchillo al gaznate.
- ¡¿Por qué haces esto?! -preguntó Twilight exaltada. - ¡Eres uno de los sirvientes más leales de Celestia, ¿por qué lo haces?!
-Llevo toda una vida sirviendo los caprichos de la princesa Celestia, y hasta hace poco de la princesa Luna... ¡No tienes ni idea lo que es trabajar para esa caprichosa princesa!

Twilight apenas se creía lo que estaba pasando.
-Leviatán me ha prometido sacarme de este mundo y llevarme con él por los mundos, sin perecer en ninguno. -expuso White Gloves. -Lo único que tengo que hacer para alcanzar la inmortalidad, es entregar al maldito príncipe a esa criatura.
- ¡¿Estás loco?! -le gritó Applejack. - ¡¿Qué te hace pensar que cumplirá su palabra?!
- ¡Silencio, plebeya! -le contestó el viejo unicornio. - ¡No tienes ni idea lo que he pasado toda mi juventud!

A Helios le empezaba a latir el corazón con fuerza, podía sentir el frío metal del cuchillo cerca de su yugular.
-Os lo advierto, no quiero mancharme los cascos con sangre, pero este príncipe en mi pasaporte a una eternidad.
- ¡Estás loco! -exclamó Applejack.
-Tal vez, pero tarde o temprano Equestria desaparecerá, y no podréis hacer nada para evitarlo.

En ese momento, algo golpeó rápidamente la cabeza de White Gloves, haciendo que su magia soltase el cuchillo y soltando a Helios. El viejo unicornio cayó al suelo noqueado.
-Me debes una, gusano real.

Helios alzó la vista y pudo ver a Rainbow, quien le había salvado.
- ¿Rainbow?
- ¿Estás bien? -le preguntaba la joven pegaso mientras le ayudaba a levantarse.
-Estoy bien... Lo que acaba de pasar... Me ha dejado un poco trastocado. -comentó Helios.
- ¡Helios! -decía Twilight acercándose a él. - ¡¿Estás bien?! ¿No estás herido?
-Twilight, estoy bien, de verdad.
-Deberías dejar respirar al principito. -le decía Applejack a Twilight.

Helios parecía perplejo tras lo ocurrido con White Glove.
-En casa... En nuestra propia casa habían traidores a Celestia... -decía el joven príncipe a sí mismo.
-A nosotras también nos ha impactado, nunca imaginé que White Gloves fuera capaz de traicionar a la corona. -decía Twilight.
-...Mamá... ¿Dónde está mamá? -decía Helios algo nervioso. -Si mi madre tenía traídos en casa, debe estar en peligro ahora.
- ¿Y qué piensas hacer? -preguntó Rainbow.
-Me enfrentaré a Leviatán. -respondió Helios.

Las tres callaron de repente ante las palabras del príncipe.
- ¡Esa es una locura! -le dijo Rainbow.
-Esa criatura me quiere a mi, ¿no? Pues le voy a dar ese gusto, así os dejará en paz a todos y a mamá.
-Helios, he oído en primera persona la historia de Leviatán y Celestia, solo te quiere para cubrir a tu madre en la desesperación para luego destruirnos a todos. -le explicaba Twilight. -No tiene intención de dejar que este mundo siga vivo.
- ¿Y qué quieres que haga? ¿Quedarme de brazos cruzados y dejar que mate a mi madre? ¡Es toda mi familia, ya no me queda nadie!
-Te entiendo Helios, pero así no conseguirás nada.
-Y si no hago nada... La matará.

El silencio volvió a invadirles.
-Iré, y no podéis hacer nada para impedirlo.
-Ve Helios. -decía Rarity acercándose.

La mirada de los cuatro fueron dirigidas a Rarity, quien cojeaba levemente.
- ¿Rarity? -preguntaba Twilight mientras la veía acercarse.

La joven unicornio se les acercaba, Applejack dejó que se apoyase en ella mientras seguía andando hacia Helios y Twilight. Una vez quedó frente a Helios, le miró a los ojos como si le inspeccionara.
-Ve a ayudar a tu madre.

Helios asintió ante las palabras de la joven unicornio.
-Si tu vas, te acompañaré.
-Gracias Rainbow.

Después de eso, volvió a mirar a los intensos ojos azules de Rarity.
-Oye, Rarity... Te prometo que volveré, y cuando lo haga, yo... Este...

Rarity tapó la boca de Helios con un casco para, acto seguido, plantearle un beso. Ante la acción de Rarity, Helios quedó impresionado, con los ojos abiertos de par en par y sonrojado. Poco a poco, Rarity separó sus labios de Helios, sonriéndole.
-No es de caballeros el quedarse con los ojos abiertos cuando te besa una hermosa Pony. -le dijo. -Ten cuidado, y vuelve entero, ¿lo harás?

Helios asintió casi de inmediato, estaba rojo como un tomate.
-Vete de una vez.

Helios y Rainbow alzaron el vuelo de inmediato, impulsándose con todas sus fuerzas hacia Ponyville, donde Leviatán y Celestia libraban su batalla. Celestia estaba echa polvo, jadeando y casi exhausta, apenas se podía tener en el aire, mientras que el gigantesco enemigo parecía estar fresco.
-Todo ha terminado, vieja enemiga... -decía Leviatán. -Tras cientos de años, hoy descansarás en paz, y tu universo perecerá contigo.
-He... He estado cruzada de cascos desde que me obligaste a separarme de mi hijo...       -decía Celestia con esfuerzo. -No he peleado mis batallas desde entonces... Pero... Esta vez lucharé por mi hijo y mi mundo.

Leviatán rió sonoramente.
-No tienes ni idea de cuantos dijeron esas palabras y cuantos cayeron antes que tu... No eres nadie, solo una mosca en el tejido del tiempo y el espacio.

Cansada, Celestia comenzó a caer. Su cuerpo se cernió sobre el suelo y sus alas se extendían a sus lados, su ondulante crin se volvía lisa y lacia y su mirada borrosa. Una de las garras de Leviatán se cernió delante de ella, acercándose a la princesa caída.
-Pretendía acabar con tu hijo primero para hundirte en la desesperación, pero acabar contigo primero será igual de satisfactorio para mi. -comentaba Leviatán mientras de su boca chisporroteaban centellas. -Adiós, Celestia...

La princesa estaba dispuesta a aceptar su destino, cansada, esperaba que el ataque del Leviatán acabase con su existencia, pero antes de que Leviatán pudiera lanzar su ataque, la gigantesca bestia recibió dos golpes consecutivos bajo sus fauces. Debido al cierre de sus fauces, el relámpago que estaba a punto de lanzar hizo que varios de sus colmillos salieran volando de su boca.

Tras el impacto, Celestia sintió que dos cuerpos se posaban frente a ella, con esfuerzo, abrió sus cansados ojos, deslumbrando dos figuras aladas.
- ¡Mamá! -decía una voz familiar para Celestia. - ¡Mamá, por favor, levanta!
- ¿He... lios...? -decía Celestia con esfuerzo.
-Si mamá, soy yo. -le respondía. -Oye, estoy aquí para ayudarte, así que por favor, te lo suplico, no me dejes solo.

Débilmente Celestia cubrió con una de sus alas a Helios, entregándole una cálida mirada que se cruzaba con la de su hijo.
-Hijo mío... Te prometo no dejarte sólo de nuevo...

Los ojos de Helios se impregnaron casi de inmediato de lágrimas
-Mamá... Siento haber sido tan borde contigo... Siento haberte intentado dejar de lado... Lo siento, siento no haber sido el hijo perfecto. -decía Helios derramando sus lágrimas a mares.

Con esfuerzo, Celestia esbozó una sonrisa.
-No te preocupes, hijo... -le dijo. -Es... Estoy orgullosa de ti, siempre lo he estado, desde que naciste y desde que te encontré...

Igual que con Helios, de los ojos de Celestia empezaron a brotar lagrimas como ríos, su rostro quedó empapado casi de inmediato, corriéndose las manchas de quemaduras y hollín de su cara.

Con esfuerzo y congoja, de los labios de Helios brotaron las palabras que Celestia esperaba escuchar desde hace mucho tiempo:
-Te quiero... Mamá...

Casi no podía creérselo, la princesa del sol pudo sentir como el corazón le daba un vuelco de felicidad, una felicidad que parecía durar poco.

De repente, la cosa de Leviatán golpeó contra Rainbow y Helios, dejándolos contra el suelo. Luego, se enroscó alrededor del cuerpo del príncipe, levantándolo del suelo, cosa que horrorizó a Celestia, quien intentaba levantarse con esfuerzo.

Cuando recuperó la consciencia, Helios se encontró frente a los enormes ojos centelleantes de Leviatán. La enorme criatura esbozó una cruenta sonrisa y una macabra risa.
-Por fin... Acabaré con el vástago de Celestia y luego con éste patético mundo. -le decía Leviatán.
- ¡Suéltame, monstruo!
-Tranquilo, lo haré tras arrancarte la cabeza de un mordisco.

La enorme criatura abrió sus fauces de par en par, acercando a Helios a esta. Mientras se acercaba, el príncipe forcejeaba para salir del abrazo de Leviatán mientras que iba viendo Equestria arder entre nubes de tormenta, la desesperación le recorría por todo su ser, había vivido poco tiempo en este mundo, pero los recuerdos atesorados eran muchos, estaba claro que no quería que Equestria desapareciera.
-No... ¡No dejaré que destruyas este mundo!

Ante las palabras de Helios, Leviatán se detuvo y comenzó a reír.
- ¡¿Qué no me dejarás?! ¡¿Y qué crees que puedes hacer contra un señor del tiempo y el espacio?!
- ¡Yo también he cruzado el tiempo y el espacio hasta llegar aquí, y no pienso dejar que hagas lo que te de la gana!
- ¡¿Lo que me de la gana?! No tienes ni idea mocoso... Desde que tengo memoria ha sido mi trabajo el llevar al fin la existencia de los mundos. -explicaba Leviatán mientras estrujaba el cuerpo de Helios con su cola. -No tuve elección con mi vida, ¿pero sabes? Adoro ver los rostros de los habitantes... La desesperación, el miedo... Alimentan mi ser, y no pararé por que un mocoso como tu se ponga valiente.
-No soy un mocoso cualquiera. -dijo Helios. -Soy Helios Noble, príncipe heredero de Equestria, he vivido durante 20 años alejado de mi madre en otro mundo. Y ahora que he vuelto y he descubierto las maravillas que me ofrece éste mundo... No te permitiré destruirlo.

De pronto, el cuerpo de Helios comenzó a brillar con fuerza, cegando los enormes ojos de Leviatán y soltando al joven príncipe.

Del costado de Helios, comenzó a aparecer unos elementos extraños, primero apareció una esfera que se dividía en dos, una mitad parecía un cielo nocturno repleto de estrellas, y la otra mitad un reloj de sol, a la vez, el joven príncipe sentía arder su cabeza, ya que poco a poco, comenzaba a emerger un cuerno, cosa que tomó por sorpresa a Celestia.

La luz se desvaneció paulatinamente, dejando ver a Helios con semblante seguro y serio.
-Helios... -decía Celestia asombrada.
-Princesa, acaba de conseguir su Cutie Mark. -le decía Rainbow asombrada.

Celestia sonrió al verla, sus lagrimas corrían por su rostro mientras sonreía de orgullo.
-Mi príncipe... Se ha hecho mayor...
-Pero... ¿Qué significa esa Cutie Mark? Un reloj de sol y un cielo estrellado. -decía dudosa la joven pegaso cerúlea.
-Su talento, su vida... -explicaba Celestia. -Helios Noble, el príncipe del espacio y el tiempo.
Comments16
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EX-Greed17's avatar
Por fin se sabe el significado del título xD
Esta muy bueno compañero. Supongo que los dos capítulos restantes son los últimos. Ya veremos que pasa. :)